Decía Dagnino Pastore en 1975, antes de que la inflación pegue un salto irreversible hacia alta inflación (mayor a 5% mensual):
Hay, no obstante, un rezago entre la fecha de determinación de la base de estos impuestos y la fecha de pago, lo que lleva a que en períodos de inflación la recaudación sufra una caída en términos reales.
Ese efecto de la inflación sobre la recaudación fue denominado efecto Olivera-Tanzi por estudios de Vito Tanzi y Julio H.G. Olivera. El efecto se inscribía en una teoría de causación circular de déficit fiscales con inflación: a mayor déficit fiscal, mayor monetización, mayor caída de los impuestos reales, mayor déficit fiscal.
No ha sucedido lo mismo con la inflación de estos días. De hecho, la efectividad de la recaudación tributaria parece ser una de las historias positivas de los gobiernos kirchneristas. ¿Nuevas tecnologías recaudatorias han permitido minimizar el efecto Olivera-Tanzi? Puede ser. ¿El cobro del IVA mensualmente y los anticipos de ganancias lo han hecho? También ayuda el hecho de que el gobierno ajuste por inflación (real, no del INDEC) las tasas impositivas (por ejemplo, inmobiliario), cobre tasas de interés altas (por lo menos 2% mensual) sobre deudores, no pague interés cuando es el contribuyente el que tiene crédito fiscal, y no permita al contribuyente ajustar sus activos por inflación, por lo que las ganancias se inflan artificialmente.
Mi sospecha es que el efecto pronto volverá a sus andadas: el público recién se está adaptando a inflación permanente superior a 20%.