Leo Díaz Alejandro. Habla de los efectos de la inflación en el período de posguerra (digamos, hasta 1965). Recordemos que la inflación en ese período fue cercana al 20% anual, no muy diferente a la de estos días.
En síntesis, los efectos de la inflación promotores del crecimiento han sido muy pequeños, pero sus efectos negativos en el uso del dinero como medio de cambio, sobre los mercados financieros, sobre el financiamiento del nuevo capital social fijo y sobre la estructura y estabilidad de los precios relativos indican que la inflación ha frenado el crecimiento. Quizá lo mejor que se puede decir del proceso inflacionario es que sus efectos negativos más importantes no se debieron al aumento de precios per se, cuanto al hecho de que la política oficial escogió unos pocos precios sobre los cuales ejercer su control esporádico, dejando que los demás aumentaran libremente, distorsionando y desestabilizando así los precios relativos (p. 373).
Creo que esto dice bastante cosas. No veo ninguna razón para que no se repita la historia, y una inflación moderada (cercana a 20%), combinada con políticas fuertes de precios relativos (de transporte público, de hidrocarburos, de alimentos agropecuarios, de gas, agua y electricidad, de tasas de interés), no frene también el crecimiento actual. Una pregunta es si los efectos se verán antes o después; es decir, si hay una tendencia a la aceleración de los procesos.
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